En esa fiesta de la lengua que es Diccionario para un macuto, dice García Serrano en la entrada «arenga» que según la Academia se trata de un discurso solemne y de elevado tono con el fin de enardecer los ánimos. Una alocución que se dirige por un jefe a sus subordinados para alentarles en el cumplimiento del deber o animarles a realizar actos extraordinarios. Se caracterizan por ser breves, enérgicas y directas. Aunque a su vez, habría que diferenciar según la carga retórica. Por ejemplo, aquella que el mismo García Serrano escuchó por primera vez de Mola: «Salimos con honor: volveremos con honor», o la que recoge de Alonso de Contreras: «¡A cenar con Cristo o a Constantinopla!». Claramente merecen un grupo diferenciado de la que también recibió el autor en Somosierra: «¡Adelante: al que le den que se joda!», o aquella otra que también servía para chaquetear (es decir, para retirarse): «¡Marica el último!».
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