viernes, 26 de noviembre de 2021

Entre los bastidores de las aventuras de Tintín


 

En las primeras páginas de este libro, los editores nos cuentan que el texto forma parte de un ciclo de conferencias infantiles organizadas por Gilbert Tsaï e inspiradas en un ciclo radiofónico de los años 30 que concibió Walter Benjamin. Tenían como objetivo «alumbrar y despertar». Y claro, uno se echa a temblar porque desgraciadamente suele ocurrir que lo que se organiza para «un público infantil» acaba en una demostración de diminutivos, edulcoraciones, y falsedades, que toman por tontos a ese mismo público, que precisamente de eso no tienen nada.

Aún más precauciones le asaltan a uno si encima el tema a tratar es Tintín, la obra de Hergé, cuya nota más característica (y ahí está el éxito que tiene generación tras generación) está en que es entretenido, no en ser adecuado o no para el público infantil. De hecho, la revista Tintín indicaba en su portada que se dirigía a lectores de 7 a 77 años, en una genial forma de eludir esa práctica de clasificar libros según grupos de edad y que, como diría C. S. Lewis, es un método que sólo «permite ordenar de algún modo el material para uso de maestros y bibliotecarios y para la publicidad de las editoriales. Y ni siquiera para eso es apropiado».

Pues bien, les debo confesar que Peeters, novelista francés con bastante obra teórica sobre Hergé, sale airoso, con alguna pega, y presenta así un buen pórtico de entrada para neófitos de la tintinofilia. Perfectamente se puede poner en el anaquel junto a los imprescindibles Conversaciones con Hergé de Numa Sadoul, Abecedario de Tintín: anatomía de un personaje universal de Joan Manuel Soldevilla, y Tintín-Hergé de Fernando Castillo.

Seguir leyendo en El Debate

martes, 16 de noviembre de 2021

Generación ofendida: de la policía cultural a la policía del pensamiento. Caroline Fourest



Hace unas semanas, el profesor Higinio Marín contaba que en la antigua Grecia había una palabra para el que no podía tomar la palabra en público: idiota. No era tanto el que tiene una tara psicológica, sino una tara política. El que no tiene nada que decir o, todavía peor, el que cuando habla lo hace sin voz propia, como parte de un coro. En la sociedad contemporánea tenemos ese riesgo: una opresiva domesticación mediática de las opiniones. Opiniones dominantes que van a convertir el mundo en una monocromía. Es el ambiente que describen palabras como «corrección política», «cultura woke» o «política identitaria». Corrientes que, como afirmaba monseñor Horacio Gómez, obispo de Los Ángeles, en la presentación del Congreso Católicos y Vida Pública (que se celebra estos días y que precisamente tratará este tema), son una suerte de pseudoreligiones que han venido a rivalizar y querer reemplazar las creencias cristianas tradicionales. Se trata de corrientes que pueden hacer inhóspito el espacio público porque lo niegan de raíz. Niegan todo tipo de vínculo más allá de compartir un color de piel o una posición en la sociedad.


miércoles, 3 de noviembre de 2021

La infancia espiritual del poeta


 «Poner pie en pared», «fuego de campamento guerrillero», son algunas de las locuaces expresiones de Ricardo Calleja en sus habituales artículos en prensa. En ellos comprobamos que tiene una especial virtud para nombrar y para narrar. Ahora, como ha confesado, por admiración y por necesidad, debuta en la poesía. Demuestra que conoce el terreno. Armando Pego nos decía hace unos días en El Debate de Hoy que es un buen lector. No nos sorprende encontrar haikus, sonetos, rima consonante, rima asonante, rima libre, canciones, tipografías poéticas (genial ese «m i n u c i o s a m e n t e» en «Rostro»)…

La virtud antes aludida la comprobamos de nuevo en el título de su primer poemario: Lugares comunes (Ediciones Vitruvio), jugando con el doble sentido de común: compartido y habitual. Ángel Ruiz señala en una reseña de su blog que el poeta entra en campos ya trillados. Pero no por ello dejan de ser fundamentales. Una muestra más de que la apuesta del hombre es por la eternidad. El constante empuje de la poesía a pesar del horror, del absurdo, de la muerte…

«Cuando estoy en Tu Presencia / –que me pone escamas en los ojos / pero no me hace caer de mis caballos / de Troya camino de Damasco– / apenas te sostengo la mirada» («Tu mirá»).

Seguir leyendo en Alfa y Omega

Por qué Ayaan Hirsi Ali se ha convertido

 Artículo de Carl Trueman publicado en El Debate (Traducción de Pablo Velasco) Ayaan Hirsi Ali, ex musulmana y ahora ex atea, ha declarado r...