viernes, 10 de diciembre de 2021

Dos lecturas de este año: "La edad de las nueces" y "Más que juntos"

 Con razón la religión que da culto a la Palabra hecha carne muestra su sorprendente novedad en la elocuencia de las palabras que utiliza, en el vocabulario de la fe. Prueba de esta originalidad la da José María Sánchez Galera, en su estupendo La edad de las nueces: los niños en el imperio romano (Ediciones Encuentro), donde nos recuerda que la ternura apareció como aporte original del cristianismo en la literatura, con aires nuevos y una atención emocional a la infancia, a los desvalidos.

Tiene la ternura un protagonismo precioso en la propuesta cristiana del matrimonio. María Álvarez de las Asturias y Lucía Martínez Alcalde la subrayan en Más que juntos: cómo disfrutar del matrimonio desde el sí quiero (Ediciones Palabra). Lo hacen además en el capítulo dedicado a las relaciones matrimoniales, aspecto que suele ser motivo de incomprensiones y distancias. Ternura se contrapone a brusquedad. La ternura no son solo caricias: son modos de decir, es un tono de voz, es bloquear cualquier gesto brusco fruto de nuestra impaciencia, cansancio, susceptibilidad… Acuden a san Juan Pablo II, que afirmaba que la esencia de la ternura consiste en una tendencia a hacer suyos los estados del alma de otro. Esta tendencia se manifiesta en el exterior, porque se siente la necesidad de señalar al otro yo, que uno se toma en serio lo que el otro está viviendo. 

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viernes, 26 de noviembre de 2021

Entre los bastidores de las aventuras de Tintín


 

En las primeras páginas de este libro, los editores nos cuentan que el texto forma parte de un ciclo de conferencias infantiles organizadas por Gilbert Tsaï e inspiradas en un ciclo radiofónico de los años 30 que concibió Walter Benjamin. Tenían como objetivo «alumbrar y despertar». Y claro, uno se echa a temblar porque desgraciadamente suele ocurrir que lo que se organiza para «un público infantil» acaba en una demostración de diminutivos, edulcoraciones, y falsedades, que toman por tontos a ese mismo público, que precisamente de eso no tienen nada.

Aún más precauciones le asaltan a uno si encima el tema a tratar es Tintín, la obra de Hergé, cuya nota más característica (y ahí está el éxito que tiene generación tras generación) está en que es entretenido, no en ser adecuado o no para el público infantil. De hecho, la revista Tintín indicaba en su portada que se dirigía a lectores de 7 a 77 años, en una genial forma de eludir esa práctica de clasificar libros según grupos de edad y que, como diría C. S. Lewis, es un método que sólo «permite ordenar de algún modo el material para uso de maestros y bibliotecarios y para la publicidad de las editoriales. Y ni siquiera para eso es apropiado».

Pues bien, les debo confesar que Peeters, novelista francés con bastante obra teórica sobre Hergé, sale airoso, con alguna pega, y presenta así un buen pórtico de entrada para neófitos de la tintinofilia. Perfectamente se puede poner en el anaquel junto a los imprescindibles Conversaciones con Hergé de Numa Sadoul, Abecedario de Tintín: anatomía de un personaje universal de Joan Manuel Soldevilla, y Tintín-Hergé de Fernando Castillo.

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martes, 16 de noviembre de 2021

Generación ofendida: de la policía cultural a la policía del pensamiento. Caroline Fourest



Hace unas semanas, el profesor Higinio Marín contaba que en la antigua Grecia había una palabra para el que no podía tomar la palabra en público: idiota. No era tanto el que tiene una tara psicológica, sino una tara política. El que no tiene nada que decir o, todavía peor, el que cuando habla lo hace sin voz propia, como parte de un coro. En la sociedad contemporánea tenemos ese riesgo: una opresiva domesticación mediática de las opiniones. Opiniones dominantes que van a convertir el mundo en una monocromía. Es el ambiente que describen palabras como «corrección política», «cultura woke» o «política identitaria». Corrientes que, como afirmaba monseñor Horacio Gómez, obispo de Los Ángeles, en la presentación del Congreso Católicos y Vida Pública (que se celebra estos días y que precisamente tratará este tema), son una suerte de pseudoreligiones que han venido a rivalizar y querer reemplazar las creencias cristianas tradicionales. Se trata de corrientes que pueden hacer inhóspito el espacio público porque lo niegan de raíz. Niegan todo tipo de vínculo más allá de compartir un color de piel o una posición en la sociedad.


miércoles, 3 de noviembre de 2021

La infancia espiritual del poeta


 «Poner pie en pared», «fuego de campamento guerrillero», son algunas de las locuaces expresiones de Ricardo Calleja en sus habituales artículos en prensa. En ellos comprobamos que tiene una especial virtud para nombrar y para narrar. Ahora, como ha confesado, por admiración y por necesidad, debuta en la poesía. Demuestra que conoce el terreno. Armando Pego nos decía hace unos días en El Debate de Hoy que es un buen lector. No nos sorprende encontrar haikus, sonetos, rima consonante, rima asonante, rima libre, canciones, tipografías poéticas (genial ese «m i n u c i o s a m e n t e» en «Rostro»)…

La virtud antes aludida la comprobamos de nuevo en el título de su primer poemario: Lugares comunes (Ediciones Vitruvio), jugando con el doble sentido de común: compartido y habitual. Ángel Ruiz señala en una reseña de su blog que el poeta entra en campos ya trillados. Pero no por ello dejan de ser fundamentales. Una muestra más de que la apuesta del hombre es por la eternidad. El constante empuje de la poesía a pesar del horror, del absurdo, de la muerte…

«Cuando estoy en Tu Presencia / –que me pone escamas en los ojos / pero no me hace caer de mis caballos / de Troya camino de Damasco– / apenas te sostengo la mirada» («Tu mirá»).

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viernes, 25 de junio de 2021

José Carlos Llop: una conversación

 



Comparto aquí algunos subrayados de José Carlos Llop: una conversación (Elba), de Daniel Capó y Nadal Suau. Un libro-entrevista, en la que un maestro toma de la mano a sus discípulos para enseñarles "las cosas ocultas desde la creación del mundo", que diría René Girard. 


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La sociedad está constituida –y así funciona– por desmemoriados funcionales. Es una desmemoria que interesa al poder y que interesa al individuo para llevar, ambos, poder e individuo, el agua a su molino. Para borrar la memoria del otro, porque la memoria del otro introduce la sospecha en uno mismo y, sobre todo, ejerce una mirada crítica sobre los mecanismos tanto del poder como de la personalidad ajena. Además, la memoria requiere el esfuerzo del cuidado cotidiano. 

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Para el que tiene memoria la vida no empieza cuando sale el sol, como la mayoría. La vida empieza cuando ni él ninguno de los suyos estaba aún. Y desentrañar  ese hilo que le une hasta ahí es una de las razones de su vida. 

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Escribir como respirar o escribir como quien sale a cazar un reno para alimentar a la tribu

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La poesía es un don, no una construcción. Habita en la esencia de las palabras y en el misterio.

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La poesía está más cerca de la música; mucho más de lo que lo está la ficción. La ficción surge de la necesidad de no estar solos en el mundo –pienso ahora en los relatos antiguos junto al fuego y la negra noche afuera–; en cambio, la poesía surge de una necesidad superior y confirma la realidad de no estar solos más allá del mundo. 

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Traducir es leer como nadie. Pero a mí suele gustarme más la lectura de los poetas y escritores sobre otros poetas y escritores, que las de los críticos. Son, digamos, más carnales; en el sentido sensual del término. Están más vivas y son más gozosas. Las de los críticos también tratan de carne. Pero a menudo da la impresión que desde la morgue. 

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...mi padre estaba reclamándome la voz que me había entregado y haciéndome saber que a partir de ahora mi voz también iba a ser suya cuando no estuviera...

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Creemos que el hombre de Altamira pinta los bisontes con el mismo afán que Balzac escribe La comedia humana y, en cambio, en Balzac ya está el dinero, otra representación de la muerte, de por medio. Por eso la modernidad es más escéptica. Y la postmodernidad, ya no digamos: apenas deja espacio para la inmortalidad del arte.

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La muerte no está orgullosa frente al arte, no puede mostrarse orgullosa frente a él, no más, como mucho, que una modelo que ha posado para el artista y luego se vuelve a su casa. La muerte acaba con la persona, pero no con su obra, que la niega, que niega a la muerte y resucita, de un modo u otro, a la persona.

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Sólo sabemos lo que sabemos de verdad, escribiéndolo.

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La memoria es una aliada si cumples, si no, te abandona.

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Lo que ocurre es que la memoria es nuestra columna vertebral, lo que nos estructura, y con la espalda conviene no jugar, ¿verdad?

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...me ayudó la arquitecta Victoria Garriga y trabajar juntos fue olvidar que estábamos trabajando.

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Desde el silencio se hacen las grandes o las pequeñas cosas, no en la cháchara y el griterío cotidiano: eso que los jansenistas llamaban ruido de moscas.

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Antes de que estalle una guerra, las palabras ya han estado en esa guerra y no sólo han propiciado su traslado a la realidad, sino que la han introducido en las conciencias, preparándolas para ella de forma más efectiva que un adiestrador de comandos de élite.

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Beirut es una ciudad fascinante y la más vital que he conocido hasta ahora. Está la guerra detrás y, como me decía una noche el escritor Patrick Deville, los kalashnikovs duermen debajo de todas las camas y en poco minutos pueden estar disparando en la calle. Pero la vitalidad de sus habitantes es impresionante. Y cuando digo vitalidad me refiero a amor por la vida, sin ingenuidad ninguna y con todo el peso irónico del escepticismo mediterráneo detrás, mezclado además con la fatalidad del destino

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Uno es poeta –conviene recordarlo– cuando escribe poesía.

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Y empleo la palabra divertido en el mismo sentido que lo hacía Gabriel Ferrater: divertit, és a dir, intel·ligent.

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Me gustan las listas. Son esqueletos de lo que somos y también nuestro equipaje. Las listas evocan épocas, tiempo, y al nombrar las cosas, las creamos de una manera distinta. Las listas son también un autorretrato. 

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La pérdida subraya lo efímero pero también marca la memoria a fuego y así sobrevive lo que más nos importa. Por ejemplo, la poesía.

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La tradición es que los muertos sigan vivos y los vivos no estén muertos.

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Creo que si el poeta deja de desear, está muerto como poeta.



Por qué Ayaan Hirsi Ali se ha convertido

 Artículo de Carl Trueman publicado en El Debate (Traducción de Pablo Velasco) Ayaan Hirsi Ali, ex musulmana y ahora ex atea, ha declarado r...