lunes, 6 de marzo de 2023

Fragmentos de "Formación de selectos" de Ángel Ayala, S.J.

 El padre Ayala fue un precursor y un realizador. Baste citar algunas de sus fecundas fundaciones: el ICAI y el Colegio de Areneros, la Congregación Mariana de los Luises, el Seminario Menor de San Ignacio, la Congregación Misionera del Sagrado Corazón, las Escuelas Profesionales Labor y la Asociación Católica de Propagandistas y su espléndido grupo de obras (entre ellas se encuentra este diario que están ustedes leyendo).

Suele ser desconocido en general por nuevas generaciones e incluso a veces infravalorado por los que no saben distinguir lo coyuntural de lo que tiene perpetua validez. Desde luego es hijo de su tiempo y responde a las circunstancias de la época que vivió, pero posee un indudable núcleo de sustancia permanente.

Como él mismo decía: «yo no quiero ser hombre de muchos libros, sino de pocos, buenos y asiduamente leídos y pensados y estudiados… Lo que yo sé de bibliotecas es que hay en el mundo una inmensa verborrea y una inmensa 'escritorrea'; y una anemia inmensa de acción para el bien del prójimo desamparado». El mayor experto en su obra, José Luis Gutiérrez, subrayaba algunas notas definitorias de su estilo: claridad, sencillez y brevedad; escritura siempre al dictado de la experiencia de la vida y con la vista fija en el aprovechamiento de los lectores; y por último se trata de un escritor tardío, pues toda su obra se redactó en su edad madura incluso lindando con la vejez.

Muestra de ello es su obra más conocida, Formación de selectos. Siempre afirmó que en la obra evangelizadora había que atender a todos, pero que debe prestarse atención singular a cuantos tienen «dotes y capacidad para ocupar puestos de regiduría y servicio abnegado a los demás». El sentido de selecto para Ayala viene dado por la finalidad: servicio, entrega, y dedicación al bien común. Para integrar estos grupos, Ayala prefería sujetos con sentido de lo real (mucho más amplio que el sentido común), ya hechos y a ser posible ocupados, rechazando a cuantos vivían de la mera imagen dada por la publicidad.
Si aún dudan sobre si conviene leerlo (o releerlo), aquí van algunos fragmentos para ir abriendo boca:

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¡Ay del que no conoce a los chismosos y los escucha! El que gobierna ha de tener la confianza de arriba y no ser avisado a cada paso por chismes de díscolos y neurasténicos. Lo que procede es, o quitarle el gobierno, si lo hace mal, o, si se juzga que es apto, defender su autoridad.
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Es notable el hecho de que, siendo tan extraordinaria la trascendencia de la formación de los hombres de mérito, sean tan contados los que se consagran a ella. Las causas de esta conducta, a nuestro parecer, son dos: que no se reflexiona suficientemente sobre este problema y que es más difícil formar sobresalientes que educar vulgares; porque es obra más lenta y se necesitan hombres formados para educarlos.
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Es notable la relación entre la santidad y el sentido común. Todos los santos tuvieron sentido común: lo que parece demostrar claramente la influencia de la virtud en el buen juicio. Y así es; porque el buen juicio no es solo el resultado de una visión natural acertada, sino que influyen en ella la moderación de las pasiones, la prudencia, la sinceridad, el pensar maduramente las cosas. Los santos hablaban poco, pensaban mucho y hacían las cosas después de mucha consideración.
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Pidamos consejo. El hecho de que un hombre no lo pida de ordinario, revela que no tiene juicio. Cuanto más talento tenga un hombre, más debe oír el consejo de otro. Porque el talento engríe y hace creer que se sabe todo. Y, por lo tanto, expone al error en muchas cosas que el hombre de talento no sabe. Porque tener talento no es tener sabiduría.
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¿Por qué la conciencia del valer propio ha de ser soberbia, si se ajusta a la realidad? Es una verdad como otra cualquiera. El auxilio de Dios y la fe en su Providencia y en su poder quedan descartados y supuestos, aunque un católico tenga conciencia de su valer. ¡No faltaba más! Esta seguridad moral de que se ha de vencer los obstáculos es condición precisa para trabajar con entusiasmo y perseverar con constancia. Y se deriva de la comparación entre las dificultades que se ofrecen y las cualidades propias en orden a superarlas.
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Puede descargarse gratuitamente antología de Formación de selectos en formato e-book en la página web de la ACdP, y adquirir el libro en papel en CEU Ediciones.

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