En las primeras páginas de este libro, los editores nos cuentan que el texto forma parte de un ciclo de conferencias infantiles organizadas por Gilbert Tsaï e inspiradas en un ciclo radiofónico de los años 30 que concibió Walter Benjamin. Tenían como objetivo «alumbrar y despertar». Y claro, uno se echa a temblar porque desgraciadamente suele ocurrir que lo que se organiza para «un público infantil» acaba en una demostración de diminutivos, edulcoraciones, y falsedades, que toman por tontos a ese mismo público, que precisamente de eso no tienen nada.
Aún más precauciones le asaltan a uno si encima el tema a tratar es Tintín, la obra de Hergé, cuya nota más característica (y ahí está el éxito que tiene generación tras generación) está en que es entretenido, no en ser adecuado o no para el público infantil. De hecho, la revista Tintín indicaba en su portada que se dirigía a lectores de 7 a 77 años, en una genial forma de eludir esa práctica de clasificar libros según grupos de edad y que, como diría C. S. Lewis, es un método que sólo «permite ordenar de algún modo el material para uso de maestros y bibliotecarios y para la publicidad de las editoriales. Y ni siquiera para eso es apropiado».
Pues bien, les debo confesar que Peeters, novelista francés con bastante obra teórica sobre Hergé, sale airoso, con alguna pega, y presenta así un buen pórtico de entrada para neófitos de la tintinofilia. Perfectamente se puede poner en el anaquel junto a los imprescindibles Conversaciones con Hergé de Numa Sadoul, Abecedario de Tintín: anatomía de un personaje universal de Joan Manuel Soldevilla, y Tintín-Hergé de Fernando Castillo.
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