Cuenta una leyenda que las listas de los libros más vendidos que publican los culturales y programas de libros está basado en un método objetivo de medición.
Se habla del índice Nielsen, o de encuestas en las principales librerías. Luego, en las referidas listas aparecen y desparecen los títulos de modo directamente proporcional al grupo empresarial al que esté asociado la editorial, o bien las simpatías o antipatías del autor con el medio en cuestión (lo del programa de la 2 "página 2" es a veces sonrojante)
Pero llevo unos días pefilando un método mejor. Creo que estoy cerca de solucionar todos los problemas del recuento de los derechos de autor y de las informaciones veraces. Se trata de una serie de prospecciones en el metro y en el autobús de Madrid, e ir inventariando los títulos que pasean los viajeros cotidianos. Con cuidado, porque queda fatal lo de ir mirando los libros a la gente.
En una primera tanda, me parece que gana el tal Steig Larrson, el de los títulos de tres líneas, y de cerca la serie de novelas de los vampiros. Con esta primera remesa de datos, no hay más que multiplicar por los tantos millones de madrileños, y voilá, ya tenemos ¡la lista!
Como ésté leyendo esto mi hermana (matemática ella, y a mucha honra oiga), se estará rasgando las vestiduras.
Pero el método tiene su aquél, ¿no?
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