Enamorarse es un encuentro contingente, pero, una vez que ocurre se revela como necesario, como algo hacia lo que mi vida entera se dirigía. Lacan describió esta inversión de la contingencia en necesidad como un cambio de "deja de no ser escrito" a "no deja de escribirse": primero, el amor "deja de no ser escrito", surge a través de un encuentro contingente; después, una vez que está aquí, "no deja de escribirse", impone sobre un amante el trabajo del amor, el continuo esfuerzo para inscribir en su ser todas las consecuencias del amor, para estructurar su amor alrededor de la fidelidad al acontecimiento del amor.
Slavoj Zizek, Acontecimiento. México D.F., 2014. Página 127.
jueves, 27 de noviembre de 2014
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