Encontrar a Dios yéndose a un monasterio es una cosa bastante trivial. Pero encontrar a Dios yéndose con tu propia mujer, con Micheline, precisamente la misma que acaba de echarte a perder el filete de ternera, eso sigue siendo algo inexplicable
Prometo una comentario largo sobre este provocador, divertido, apasionante libro.
Yo disfruté La fe de los demonios y prometo leerme este sexual ya mismo, sin necesidad de esperar su comentario largo, que leeré con mucho gusto en cualquier caso.
ResponderEliminarExcelente decisión.
ResponderEliminarY ya me espera el siguiente título de Hadjadj: Tenga usted éxito en su muerte
Sugerente título ¿verdad?
Este autor (o tal vez su editor) tiene una especial gracia titulando sus obras