Un mundo sin Dios sería como un Brasil contra Inglaterra en Wembley. ¡El partido del siglo!, pero con el estadio vacío, sin público. No se podría oír nada, no habría nada, como mucho algún taco de los jugadores o el silbato del árbitro. Sin goles, prórroga tras prórroga, eternamente.
¿entiendes la imagen?
Cenizas a las cenizas. Harold Pinter.
Se representa estos días en Madrid en la sala La puerta estrecha.
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