martes, 27 de enero de 2015

Esa facilidad inquietante y reveladora

Siempre me ha intrigado, como un rasgo significativo y misterioso de la psicología humana, que la vida de diario encuentre un cauce para seguir fluyendo como si tal cosa durante las guerras, que los niños sigan jugando, los músicos haciendo música, los bailarines danzando, los escritores (que acaso ni si quiera hacen mención en sus libros al momento histórico que viven) escribiendo, las muchachas poniéndose guapas, los novios bailando incansablemente a media luz... Es inquietante, y reveladora de los fondos turbios de nuestra alma, la facilidad que a veces tenemos para convivir con el horror y para reajustar o acomodar a las circunstancias, de un día para otro, nuestra tabla usual de valores.
En estos casos, siempre me acuerdo de la siguiente historia. Dos jóvenes filósofos alemanes se encuentran un día a finales de julio de 1914. ¿Te has enterado ya de lo sucedido?. pregunta Falkenfeld, trémulo de ansiedad. Sí, claro, Sarajevo, dice Herbert Marcuse, que es quien cuenta el suceso. No, no, dice Falkenfeld, escandalizado, que mañana se suspende el seminario de Rickert. ¿Qué pasa, que está enfermo? No, es por la amenaza de la guerra. Y precisamente mañana me tocaba a mí exponer el trabajo sobre Kant. Falkenfeld fue llamado a filas. Me va bien, como siempre, le escribe a Marcuse desde las trincheras, solo que el ruido de los cañones me ha dejado casi sordo. Más abajo dice: Sigo opinando que la tercera antinomia de Kant es más importante que toda esta guerra mundial. Más abajo especula sobre la posibilidad de que una granada francesa hiera su cuerpo empírico, y acaba diciendo: ¡Viva la filosofía trascendental! A Falkenfeld lo mataron en el frente poco tiempo después.

Luis Landero (El balcón en invierno)

jueves, 27 de noviembre de 2014

Algo hacia lo que mi vida entera se dirigía

Enamorarse es un encuentro contingente, pero, una vez que ocurre se revela como necesario, como algo hacia lo que mi vida entera se dirigía. Lacan describió esta inversión de la contingencia en necesidad como un cambio de "deja de no ser escrito" a "no deja de escribirse": primero, el amor "deja de no ser escrito", surge a través de un encuentro contingente; después, una vez que está aquí, "no deja de escribirse", impone sobre un amante el trabajo del amor, el continuo esfuerzo para inscribir en su ser todas las consecuencias del amor, para estructurar su amor alrededor de la fidelidad al acontecimiento del amor.

Slavoj Zizek, Acontecimiento. México D.F., 2014. Página 127.

miércoles, 29 de octubre de 2014

A pocos metros del patíbulo el condenado desvió su camino para evitar un charco embarrado

Gracias a @palabraseca, leo en El País un artículo de Yolanda Monge que contiene un primer párrafo impresionante. De esos de los que había que poner como ejemplo en la facultad cuando hablan de la "Pirámide invertida". Después de ese párrafo, te lees lo que sea que venga después.

Cuentan que durante su periodo en la policía imperial india en Birmania en los años veinte del siglo pasado, a George Orwell se le encomendó supervisar una ejecución en la horca. Lo que parecía ser otro desagradable deber más que cumplir se transformó en una revelación para el escritor cuando a pocos metros del patíbulo el condenado desvió su camino para evitar un charco embarrado. “Hasta ese momento”, escribió luego Orwell, “nunca antes me había dado cuenta de lo que significaba acabar con un hombre sano y consciente, vi lo atrozmente incorrecto que era cortar una vida en su plenitud”.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Hacer chistes en el cadalso y peinarse en las Termópilas

La cita es de C.S  Lewis y la he encontrado en Celebrar la vida, de Jonathan Sacks:

La vida humana siempre ha estado al borde de un precipicio... Los hombres proponen teoremas matemáticos en ciudades sitiadas, desarrollan argumentos metafísicos encerrados en una celda, hacen chistes en un cadalso, discuten sobre el último poema mientras avanzan hacia las murallas de Quebec, y se peinan en las Termópilas

martes, 22 de julio de 2014

Como un ataque de comanches borrachos

En un librito sobre la paternidad (titulado Manu), Manuel Jabois se lamenta de que en las primeras semanas del bebé, "perdimos el humor, lo cual es terrible, porque nos concentramos tontamente en disfrutar del niño en esa tarea heroica que supone cazar el tiempo para hacerlo volver". La elección del adverbio "tontamente" me parece "muy inteligente". Porque al tiempo no le caza nadie, y menos aún si se trata de ver crecer a los hijos. Porque la vida no sucede en fila india, sino que es un ataque de comanches borrachos.




Lo dice precioso Miguel D'Ors en su poema Incompetencia:

Evidentemente no soy el hombre adecuado. Amo el silencio y la lentitud con una indesmayable vocación vegetal. Me gusta la rutina física: que el despertar, la barba, las comidas y el descanso corran fáciles por el carril de la costumbre sin exigirme que baje cien veces cada día a tomar decisiones respecto a mi animal. Quisiera que la vida fuese ocurriendo en fila —primero esto, después lo siguiente, por último lo 
demás— y no como un ataque de comanches borrachos. Detesto los balones de rugby y todo género de 
sorpresas. Las noches más inolvidables de mi juventud son aquéllas que pasé durmiendo en un sueño abisal, hermético, absoluto —ay, cuánto las añoro, con su ausencia de luna, 
ruiseñores, etc.—. Adoro las casonas de piedra nobiliaria y los Dufy. Disfruto asistiendo entero a cada uno de mis actos y odio tener aquí los ojos, allí los pies y al otro lado las 
palabras. Mi idea de la felicidad se parece a la nieve de 
Wyoming y mi interlocutor preferido es el fuego. Comprenderán ustedes que sin duda soy la persona menos indicada para ser miguel d’ors.

jueves, 17 de julio de 2014

Jack Kerouac, y la gente a la que admiro (o la Iglesia que yo amo)

Muchos amigos me preguntan: "¿cómo no te escandalizas de la Iglesia? ¿Qué vas a decir? ¿Que es perfecta?".
"No!", respondo, "menos mal, porque si no, yo no podría estar".
A estos amigos queridos y que no comparten mi fe, siempre he necesitado explicarles qué es para mi la Iglesia. Ahora he encontrado unas palabras de Jack Kerouac que me apropio para ese fin:
La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas. 



viernes, 4 de julio de 2014

Sabré mi nombre cuando sea llamado de nuevo

Hace ya años, durante la celebración de una edición del Congreso Católicos y Vida Pública en mi universidad, la CEU San Pablo, el periodista irlandés John Waters, tras una magistral ponencia sobre la esperanza, comentaba en un corrillo algunas cuestiones del panorama musical actual. Preguntado por recomendaciones y nuevas bandas aludió a un grupo con nombre de negocio familiar antiguo: Mumford and Sons. Se trataba, según contaba, de un grupo folk británico, pero con marcada influencia norteamericana. Pero sobre todo Waters insistía en la belleza de las letras. 

Y no iba desencaminado porque durante estos años la proyección del grupo ha sido exponencial: grandes números en ventas, cabezas de cartel de importantes festivales (lo fueron del Festival Internacional de Benicassim), e importantes colaboraciones (muy recordada fue la actuación junto a Bob Dylan en la ceremonia de los premios Grammy en diciembre de 2010). 

Mumford and Sons está compuesto por Marcus Mumford (voz y guitarra), Ben Lovett (acordeón), Wiston Marshall (banjo y dobro) y Ted Dwane (contrabajo). Se formaron en 2007 en plena eclosión de lo que se llamó “la escena folk del oeste de Londres”, entre los que también se encontraban Noah and the Whale y Laura Marling. 

Tras varios títulos en EP, ya tienens dos larga duración titulado Sigh No More, producido por Markus Dravs (productor también de Arcade Fire) con el que han alcanzado gran popularidad, y Babel. En él vemos su carta de presentación: folk, sí, pero no sólo. La música de Mumford and sons es una muy llamativa: mezcla de estilos, desde el folk británico de cuidadas y dulces melodías, hasta el compás frenético y enérgico del bluegrass. En sus composiciones destacan la personal voz de Marcus Mumford y el ritmo progresivo. 

Pero como bien apuntaba John Waters, las letras de este grupo son especialmente interesantes. Llenas de una profundidad que mira de forma igual a la pasión de las composiciones blues americanas y al lirismo británico. Así son imprescindibles "The Cave", un relato sobre la importancia de conocer la misión vital de cada uno, que contiene un poderoso verso: “Sabré mi nombre cuando sea llamado de nuevo”, o el emocionante himno "Awake my soul". No en vano señalan como influencias en sus letras las obras de Shakespeare, y la Odisea de Homero. 




Ansiedad

El poeta Julio Martínez Mesanza, en su poema La ansiedad infinita, tiene un certero verso que define perfectamente eso, el estado de ansiedad:

Duerme siempre en un carro de combate

viernes, 25 de abril de 2014

Decir un "ole" a tiempo

Genial Radio Clásica con su guía ¿puedo aplaudir?
Y es que no es fácil, igual que no todo el mundo sabe decir un "ole" a tiempo, ni cuando es el momento de besar a la chica...
Eso es tener "duende", o "swing" que dicen en Nueva Orleans

viernes, 4 de abril de 2014

Los bienes que no tenemos y el "bien" que no hacemos

“La segunda mitad del siglo pasado ha presenciado el predominio de dos instituciones inmensamente poderosas, el Estado y el mercado. Se pensaba que entre las dos se podían solucionar la mayoría de los problemas humanos. La felicidad consiste en lo que tenemos; el mercado se concentra en lo que no tenemos. La felicidad reside en el bien que hacemos; el Gobierno se ocupa del bien que pagamos que otros hagan”.
El Rabino Principal de Gran Bretaña, Jonathan Sacks, propone este importante “detalle” en nuestra reflexión sobre la felicidad. Lo hace en un lúcido ensayo publicado en español por Toy Story que recoge sus columnas en el Times, titulado Celebrar la vida. Encontrar la felicidad donde no se espera.

Por qué Ayaan Hirsi Ali se ha convertido

 Artículo de Carl Trueman publicado en El Debate (Traducción de Pablo Velasco) Ayaan Hirsi Ali, ex musulmana y ahora ex atea, ha declarado r...